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Paz y Ciencia

jueves, 7 de junio de 2012

¿Qué significa ser un artista de la vida?

D.T. Suzuki en el libro "Budismo zen y Psicoanálisis". Escrito a partir de unas conferencias en Cuernavaca, México junto al Psicoanalista humanista, filósofo, sociólogo, librepensador: Erich Fromm.
En esta pieza que comparto con ustedes habla del arte, que todos podemos desarrollar como medio para una vida plena y rica en sabores, así como sentir la plenitud y realización. Aunque, él, no emplee esos términos, más propios de los occidentales inspirados en los orientales. Probablemente los términos y metáforas para referirse al pensamiento occidental, y, en particular, al Inconsciente, puede resultar extraño a profanos, estudiantes y profesionales que no se hayan asomado "un poquito" al pensamiento oriental. Muy enriquecedor en lo personal y un modo de entender la vida y la clínica, francamente creativa y vitalista. Eclecticismo, Psicoterapia Integradora, llámenlo como quieran. El objetivo es conectar con el otro, entender, desarrollar empatía y ayudar a que su creatividad bajo el poder del opio del narcisismo del pueblo, pueda resarcisrse. Rodrigo Córdoba Sanz.



Los artistas de cualquier tipo, hasta donde sabemos, tienen que usar uno u otro instrumento para expresarse, para mostrar su capacidad creadora en una u otra forma. El escultor tiene que tener una piedra, madera o yeso y un cincel o algún otro instrumento para imprimir sus ideas sobre el material. Pero un artista de la vida no necesita salirse de sí mismo. Todo el material, todos los implementos, toda la capacidad técnica que se requieren ordinariamente están dentro de él dede que nace, quizá aun antes de que sus padres le dieran la vida. Esto es extraño, extraordinario, exclaman quizá ustedes. Pero si piensan por un tiempo en ello comprenderán, sin duda, lo que quiero decir. Si no, seré más explícito y les diré: el cuerpo, el cuerpo físico que todos tenemos, es el material, que corresponde a la tela del pintor, la madera, la piedra o el yeso del escultor, el violín o la flauta del músico, las cuerdas vocales del cantante. Y todo lo que se relaciona con el cuerpo, como las manos, los pies, el tronco del cuerpo, la cabeza, las vísceras, los nervios, las células, los pensamientos, los sentimientos, los sentidos -de hecho, todo lo que constituye la personalidad- es a la vez material y los instrumentos con que la persona moldea su genio creador en la conducta, la actitud y todas las formas de acción, en la vida misma en una palabra. Para una persona así, su vida refleja cada una de las imágenes que crea a partir de su fuente inextinguible del inconsciente. Para esa persona, cada uno de sus actos expresa originalidad, capacidad creadora, su personalidad viva. No hay en ello convencionalismo, conformidad, ni motivación inhibitoria. Se mueve como le place. Su conducta es como el viento que sopla donde quiere. No tiene un yo encasillado en su existencia fragmentaria, limitada, restringida, egocéntrica. Ha salido de su prisión. Uno de los grandes maestros zen de la época T´and, dice: "Con un hombre que es dueño de sí mismo dondequiera que se encuentre se comporta con fidelidad a sí mismo". A este hombre es a quien yo llamo el verdadero artista de la vida.
Su Yo ha tocado el inconsciente, la fuente de posibilidades infinitas. La suya es la "no-conciencia". Dice San Agustín: "Ama a Dios y haz lo que quieras." Esto corresponde al poema de Buman, el maestro zen del siglo XVIII:
Mientras vivas
Sé un hombre muerto,
Absolutamente muerto;
Y actúa como quieras,
Y todo está bien.

Amar a Dios es no tener yo, no tener conciencia, convertirse en "un hombre muerto", liberarse de las motivaciones restrictivas de la conciencia. El "Buenos días" de este hombre carece de cualquier elemento humano de ningún tipo de interés creado. Se le habla y responde. Tiene hambre y come. Al parecer, es un hombre natural, que surge directamente de la naturaleza sin las ideologías complicadas del hombre moderno civilizado. ¡Pero cuán rica es su vida interior! Porque está en comunión directa con el gran inconsciente...
No sé si llamarlo el "Inconsciente Cósmico"...
Mientras el inconsciente es instintivo, no va más allá del de los animales o los niños. No puede ser el del hombre maduro. Lo que pertenece a este último es el inconsciente adiestrado en el que todas las experiencias conscientes por la que ha atravesado desde la infancia son incorporadas como constituyentes de todo su ser. Por esta razón, en el caso del espadachín, tan proto como toma su espada, su destreza técnica, junto con su conciencia de toda la situación, retroceden a un segundo plano y su inconsciente adisestrado empieza a desempeñar su parte al máximo grado. La espada es manejada como si tuviera un alma.

D.T. Suzuki y Erich Fromm: "Budismo zen y Psicoanálisis". Fondo de Cultura Económica,1964, México D.F. Pp.:24-29



1 comentario:

Ayuda Examen Admisión dijo...

Justamente lo que pienso sobre ser un artista de la vida, no es solo serlo, sino vivirlo en cada instante
Saludos!